Casa Rosa es una vivienda de obra nueva pedía a gritos una distribución abierta y moderna. ¡Dicho y hecho!
Antes de convertirse en un moderno piso que desprende estilazo, esta vivienda familiar ubicada en un bloque de nueva construcción en Sevilla, contaba con una distribución que se alejaba de las necesidades de sus propietarios. El comedor de Casa Rosa quedaba separado de la cocina mediante unas puertas correderas, y esta se situaba en una habitación independiente. El resto de la casa incluía dos habitaciones infantiles, un dormitorio principal, dos baños, salón y recibidor.
Una de las primeras decisiones importantes del proyecto de interiorismo a cargo de Arancha Mato Estudio, fue demoler el tabique de separación con las puertas correderas que venían de serie y que delimitaban pasillos, recibidor y cocina, ya que no hubo manera de hacerlo en el proceso de la obra. ¿El objetivo? Conseguir amplitud en salón, cocina y recibidor de Casa Rosa, difuminando las fronteras espaciales e integrando las estancias con una cuidada selección de mobiliario.
Al unir recibidor-salón-comedor-cocina, el mueble gabanero de la entrada se integró con el mueble de cocina, concibiendo una única pieza acabada en roble. También se empapeló el recibidor con un modelo de Cole & Son, y se eligió una consola de hierro lacado en alto brillo diseñada por el estudio.
La zona del comedor de Casa Rosa quedó tamizada desde la entrada con un alistonado realizado en roble, y la pared del salón se regularizó en el mismo plano, ya que en origen estaba situada en dos niveles. Para enriquecer el espacio, se añadieron molduras a las paredes, y se hizo un sofá esquinero a medida. El mueble de la televisión se diseñó en un módulo bajo que ocupa todo el largo de la pared.
Para decorar el dormitorio principal de Casa Rosa se jugó con una base de tonalidades neutras. Como se buscaba serenidad y funcionalidad, se apostó por dos mesitas y un aparador realizados a medida en madera de roble con detalles de latón.
Con el objetivo de que sus dormitorios pudieran adaptarse con facilidad a las distintas etapas vitales, se optó por empapelar las paredes con murales. Así, si cambian de gustos, solo habrá que quitar uno y poner otro.